SIN DUDA “UNA EXPERIENCIA IRREPETIBLE”:  Era un lunes por la mañana, a la vuelta de Navidades, volvía con la rutina de las duras jornadas entre Conservatorio e Instituto; pero aquel dia iba a ser especial. Al llegar a la clase de segundo de bachillerato, me encontré un periódico y... haciendo tiempo, hasta que llegara el profesor, comencé a leer un reportaje; eran las palabras gratificantes, alegres y entusiastas de una expedicionaria de Ruta Inka 2005.

Intercambio cultural con jóvenes de todo el mundo en Perú, Chile y Bolivia, conociendo y apoyando la historia, tradiciones, cultura y folklore de los pueblos que pertenecieron al Imperio Inka. Fueron pocas líneas, las necesarias para que me diera cuenta del interés que despertaba en mí, aquella civilización tan distinta, pero con la que desde 1530 los españoles tuvimos fuerte contacto e interacción. 

Diario de Ruta: Los siguientes párrafos corresponden a una selección arbitraria de los escritos generados durante la Ruta, por medio de los cuales entendí en parte la razón y madera de un país negado para el mío hace tan poco, hoy memoria de mártires urbanos y madres de pecho ensangrentado por la violencia que asoló y condena todavía a buena parte de nuestra América Latina. Es la contemplación desde una ventana casi siempre móvil, en escasos tiempos vívida o participativa, pero siempre sincera y afecta a la gran Patria Peruana y a sus hombres y mujeres; es mi espacio de memoria escrita en varios lugares, a veces nostálgica, muchas otras veces lejana.

Aquellos artículos que preceden por un “En ruta” y no describen una ciudad corresponden a lo escrito durante las largas movilizaciones a que nos vimos abocados, y aquellas en cuyo encabezado reza un nombre propio, deben entenderse como redacciones que tienen un piso y un techo conocidos, dicho de otra manera, se inscriben en un lugar y un tiempo determinados, casi siempre condicionados por la gente que despliega su energía mientras un extraño trata de poner en su lugar las sensaciones que le heredó el día que termina.

"...La experiencia Ruta Inka es la bomba que recarga nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Es un poco el médico, el psicólogo, el entrenador, el terapeuta, el profesor y el laboratorio de los sueños. Es una ventana que abres al mundo de los grandes encuentros, de las aventuras, de los afectos, de las ideas frescas y los grandes retos. Ahora he cogido las riendas de mis propias aventuras, hasta el punto que siempre deseo otra. Me he hecho adicta a estas sanas experiencias y planifico los meses de verano en pro de nuevas vivencias...". Es apenas un párrafo de la crónica de viaje de una de nuestras expedicionarias.